#Alerta La Chiva #DIM:
Todo tipo de comentarios ha suscitado en la opinión pública los recientes actos vandálicos que algunos hinchas del Deportivo Independiente Medellín, pertenecientes a la barra popular ‘Los Chatarrerox’, cometieron en contra de la sede administrativa del club Rojo de Antioquia, hasta donde llegaron a irrumpir la jornada laboral con gritos, intimidaciones y, como si fuera poco, pintar con aerosol las instalaciones del Equipo del Pueblo.
Para algunos sectores de la hinchada, este tipo de reacciones obedecen a las malas decisiones que, durante muchos años, han venido tomando quienes dirigen el barco Poderoso, y que durante la actual contingencia, con la salida de jugadores claves para el funcionamiento del equipo, sumado a la no llegada de referentes e ídolos que la parcial roja pedía a gritos, colmaron la paciencia de algunos a tal punto de romper todo tipo de vínculo entre aficionados y directivos.
Por otra parte, existe el debate con respecto hasta qué punto pueden los hinchas exigirle a los equipos el tema de contrataciones o proyectos deportivos, teniendo en cuenta que, en el caso preciso del Independiente Medellín, sus aficionados no son socios del club, no reciben ningún rédito por parte de la institución y tampoco tienen voz ni voto en la junta del Equipo del Pueblo S.A., entidad deportiva de carácter privado.
Y, si bien es cierto que en muchas ocasiones los diversos sectores de la hinchada han exigido la democratización del cuadro Rojo de la montaña, lo cierto es que es una idea en el aire y, de momento, según han dicho sus accionistas, en cabeza del señor Raúl Giraldo, tampoco han recibido ofertas para la compra del equipo.
Con este panorama, y amparados por la Constitución Nacional, no es raro, ni mucho menos ilegal, que un puñado de hinchas demuestren su descontento haciendo una marcha o un plantón de manera pacífica, exigiendo buenos resultados pues, para nadie es un secreto que, aunque el fútbol es un negocio, también mueve muchas fibras y sentimientos.
Pero, de ahí a que unos cuantos vándalos ingresen de manera abrupta a las instalaciones de un club, con tono amenazante y haciendo daños en inmuebles privados, hay mucha diferencia entre lo que está bien y lo que, definitivamente, está mal y es ilegal.
La violencia es violencia, vista desde cualquier punto de vista, y debe ser rechazada de manera tajante por todos los sectores de la sociedad.
La pregunta es: ¿hasta qué punto tienen derecho estos ‘barristas’ de protestarle a un club privado de esta manera?
Opinen ustedes.
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