#Alerta La Chiva #LaColumnaDePinilla:
Luego de adversos semestres verdes, la institución fue por Juan Carlos Osorio para protagonizar la novela que circula actualmente por los estadios del país. Con base en rotaciones constantes de jugadores, metodologías de entrenamiento diferentes e impropias en nuestro balompié y una dirección coherente aunque criticada, ya los verdolagas lideran la tabla y pretenden aumentar su convicción.
Tanto conoce Juan Carlos Osorio el camino, que esta vez se clasificó a instancias definitivas del torneo en su primer nuevo capítulo con el verde, desde la fecha 16 de un torneo pactado a 20 jornadas. En el segundo semestre de 2012, cuando apenas imponía su método y se ganaba el reconocimiento popular, lo alcanzó en la fecha 17 de un torneo pactado a 18 fechas, al ganar 2-0 en Manizales con goles de Avilés Hurtado y Juan David Valencia. Y eso que este 2019 estuvo dos meses suspendido sin dirigir y por fuera del país en una capacitación superior.
El convencimiento de los jugadores es alto, influye en ellos las referencias que les puedan acercar jugadores como Alexis Henríquez y Daniel Bocanegra, multicampeones con el sistema y quienes vieron mejorados sus rendimientos individuales y colectivos bajo la orientación de un míster que los convenció y les dejó una huella profunda que pronto estarán en capacidad de legar cuando un día cualquiera (más cercano para el 12 que para el 2) comiencen su actuación profesional por fuera de las canchas.
Entonces, si bien este Nacional parece inferior en condiciones técnicas a aquel de 2012, tiene disposición y mentalidad y con esa dosis basta para ser candidato al título. Si a otros les es suficiente con deseos y orden, a este equipo verde se le puede cotizar más alto en la bolsa de valores del fútbol patrio porque sus indicadores muestran compromiso, actitud, intimidad, capacidad táctica y rendimientos individuales y colectivos. Con el deseo latente de nuevamente dominar la liga colombiana, el verde quiere todo el premio: estrella, clasificación a zona de grupos de Copa Libertadores, alejarse de Millonarios en títulos e incrementar la constelación de nombres con vuelta olímpica en la institución.
Para ello, no basta solo el deseo, el presente o la camiseta. Se deben fortalecer algunas grietas mostradas a través del semestre. Errores defensivos que impiden la consolidación del sistema, expulsiones que cercenan el proyecto deportivo, ausencia de definición o contundencia que no dejan establecer las diferencias y mejorar la lectura de algunos partidos en que la alineación o los cambios no fueron los adecuados. Al frente los nacionalistas tienen cuatro o cinco rivales que les pueden dar la pelea: Junior que está en alza, Tolima que resucitó al final y viene enchufado y Santa Fe que muestra los dientes. Pero también asoman, con menos probabilidades, América que quiere la 14 y Cali que es el único sobreviviente en los dos torneos patrios. Menos mal para Nacional, solo depende de su espíritu siempre presente de escribir la historia y su conexión interna. Al fin y al cabo para eso trajeron a Osorio, para reeditar signos de supremacía local.
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