La capital Antioqueña se ha convertido en una red de pagadiarios con alcance internacional.
Según cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el exterior hay 537 colombianos condenados por delitos relacionados con este fenómeno, de los cuales 478 son hombres y 59 son mujeres.
Son muchas las investigaciones que se han publicado sobre esta práctica ilegal que nació en los barrios populares de Medellín en la época del narcotráfico y trascendió fronteras hasta abrirse mercado en más de 15 países de Suramérica y Centroamérica.
Cabe recordar que hace poco el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, les declaró la guerra y les dio un ultimátum para que abandonaran en ese país.
En México y Brasil se han conocido casos de homicidios de colombianos quienes se dedicaban al pagadiario.
Para Luis Fernando Quijano, experto en seguridad, este fenómeno primero fue un asunto más de élites para comerciantes, negocios ilegales y demás.Después se masificó y “se puede decir que hoy en día diferentes ciudadanos dependen directa o indirectamente del pagadiario; muchas personas pueden sobrevivir al tema de alimentación, enfermedades y demás necesidades a través del llamado gota a gota”.
Mucha son las posibles causas que se han estudiado, las más probadas son la falta de acceso a créditos con intereses bajos y un sistema financiero que no llega a los estratos más bajos.
La práctica del gota a gota es hoy, en su mayoría, controlada por las estructuras criminales que ven en este negocio una de sus principales rentas criminales.
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