#Alerta LaChiva #SentidoDeVida:
¿En alguna ocasión has calificado a una persona como un delincuente, por su aspecto externo? Y en otro caso, has visto personas muy bien vestidas y educadas, pero resultan ser ladrones de cuello blanco.
Los prejuicios son juicios, opiniones, o conceptos anticipados que emitimos por la apariencia de una persona, por sus acciones, o por la exteriorización de las emociones.
Estas ideas formadas previamente, pueden ser erróneas y distorsionan la imagen de la otra persona.
Así, construimos una imagen mental del otro, con unos rasgos y le damos significados.
Los prejuicios condicionan una nueva experiencia con el otro, pueden marcar límites en nuestras relaciones sociales; y cortan la perspectiva y la posibilidad de valorar otros detalles del individuo que juzgamos.
Por lo anterior, hay que liberarnos de los prejuicios, adquirir otra mirada existencial para ser más felices, para sentir alegría, para estar comprometidos con el deber y para ver la realidad como es.
Nuestra mirada puede transformar, puede condicionar la calidad del vínculo afectivo, e influenciar positivamente nuestra existencia.
Por lo anterior, Alex Róvira sugiere una mirada apreciativa, que no condicione las posibilidades de realización de la persona, una mirada sin prejuicios, que ayude en nuestra transformación individual y colectiva.
La mirada apreciativa se resume en la frase de Goethe: “si tratas a un ser humano como es, seguirá siendo lo que es; pero si lo tratas como puede llegar a ser, se convertirá en lo que está destinado a ser”.
Cuando tenemos una mirada apreciativa, podemos ayudar a sacar lo mejor de las personas y a que alcancen sus metas, por medio del respeto, la cooperación mutua y el afecto.
Finalmente, deja los prejuicios, recuerda que con la vara que mides serás medido. San Lucas 6 v.36-38.
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