El maestro no solo deja un legado artístico imborrable en la historia de Colombia sino una lección de vida para quienes ostentan reconocimiento y fama: muchas veces eso se lo concede la vida a quienes son grandes personas.
De eso es testigo Orlando Restrepo, quien fue su chófer durante 19 años cuando Botero vivió en Nueva York.
En una especie de libreta guarda esos recuerdos imborrables en la memoria y en el corazón, como si fuera un tesoro muy preciado de ese compañero de viajes.
A bordo de su rolls royce de 1960, Orlando rememora anécdotas y experiencias de vida con el maestro, como el amor entre él y su esposa Sophia Vari.
O cuando en medio de la entrevista para contratarlo, Orlando le dijo que los viernes no podía transportarlo porque su deseo era ser misionero evangélico y ese día se lo dedicaba a la religión.
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